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NUEVAS GENERACIONES, MAYORES RESPONSABILIDADES

Como todos los años, la UACh recibe a una nueva generación de alumnos que
ha sido seleccionada de entre los miles de aspirantes que presentaron el examen
de admisión y que, con mucho esfuerzo, dedicación y constancia, podrían
sumarse a las más de setenta generaciones egresadas de esta institución desde
el establecimiento de la ENA-UACh en la exhacienda de Chapingo.
En cinco o siete años de estudio, los dos mil escolares de nuevo ingreso recibirán
formación agropecuaria, tecnológica y humana de calidad, para proveer al
campo mexicano de los agrónomos comprometidos y capaces que el país tanto
requiere para su desarrollo.
No está de sobra recordar aquí que México inició su expansión económica allá
por los años veinte, cuando el sector agropecuario fungía como el puntal para la
industria y los servicios que se desarrollaban en las grandes ciudades. Por todo
el país se abrieron nuevos centros de desarrollo agrícola, situados principalmente
en zonas irrigadas en donde se aplicaron paquetes tecnológicos, que si bien
por un lado incrementaron la producción y abarataron los costos al consumidor,
por el otro una gran cantidad de campesinos parcelarios se fue a la quiebra paulatinamente,
debido a que no podía competir con la empresa agropecuaria.
El final de ese período de la historia nacional, lo vivimos parte de esas generaciones
que observamos el crecimiento agrícola, con el consecuente deterioro
de los recursos naturales, el abandono y la migración de campesinos hacia las
ciudades en búsqueda de mejores condiciones de vida, el cambio climático, la
gran contaminación atmosférica y las crecientes importaciones de granos básicos
que a la sociedad mexicana la hace vulnerable en el contexto mundial. Hasta
hace algunos años se hablaba de que el costo del terrible deterioro ecológico lo
pagarían las generaciones venideras. Sin embargo, no ha tenido que pasar mucho
tiempo para observar que los jóvenes de hoy ya tienen condiciones adversas
para asegurarse un porvenir alimentario y ecológico estable.
Todas estas circunstancias desfavorables nos conminan a construir una nueva
cultura de producción y administración de los recursos naturales sin el menoscabo
de la naturaleza. Las nuevas generaciones tendrán que aprender que
la espiral técnica-explotación-ganancia conlleva a procesos irreversibles de destrucción
del hábitat propicio para la reproducción del hombre mismo. La tarea de
la enseñanza agronómica no concluye en la búsqueda de mayores rendimientos
de los cultivos; hace falta incursionar aún más en el conocimiento de los sustratos
que permitan su reproducción, pero sin el uso indiscriminado de agentes
externos a su medio ambiente.
Es deber de los jóvenes de nuevo ingreso inaugurar los grandes cambios en
el conocimiento de la producción agrícola. Sociedad y naturaleza no pueden continuar
siendo antagonistas, el hombre debe luchar por encontrar una agricultura
sustentable sin perjudicar los ecosistemas.
Chapingo enseña a explotar la tierra y no al hombre, pero que esa explotación
respete el equilibrio ambiental.
Jóvenes: que el éxito de cumplir su profesión incluya el compromiso de encontrar
formas de producción menos dañinas y una distribución del producto más
equitativa. La tierra no acepta más explotación ilimitada, urge conservar los recursos
naturales para las generaciones futuras. He ahí el reto.

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