Raúl Orrantia Bustos
La División de Ciencias Económico Administrativas (DICEA), a través del Centro de Investigación y Servicio en Economía y Comercio Agropecuario (CISECA), y la Dirección General de Investigación y Posgrado de la UACh organizaron el “V Congreso Internacional sobre Globalización, Desarrollo Regional y Sector Agroalimentario”, efectuado en el auditorio de la DICEA.
De entre las conferencias que se presentaron, se destaca aquí la investigación conjunta del maestro Oscar Iván Reyes Maya, estudiante doctoral de la Universidad Complutense de Madrid, y del Investigador de El Colegio de la Frontera Norte, José Zavala Álvarez, intitulada “Pobreza Multidimensional en México: 1992-2008”, en la que, tomando como base los datos que periódicamente publica el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL), se ofrecieron y examinaron directrices del comportamiento de esta variable (la pobreza) con el objetivo no sólo de desplegar un panorama general, sino sobre todo para que éste sea un punto de partida para futuros análisis e investigaciones.
El maestro Reyes Maya abrió su ponencia apuntando que si bien México es un país considerado de renta per cápita alta, con un PIB de 13,800 dólares, lo que lo sitúa en el lugar 89 del ranking mundial, no debe pasarse por alto que el 18.23 por ciento de su población no tiene los ingresos mínimos para alimentarse, y que si a la necesidad de la alimentación se le suma la carencia de servicios de salud, vivienda, transporte y educación, entonces la población que padece este tipo de pobreza se dispara a un 47.37 por ciento a nivel nacional.
Acto seguido, Reyes Maya delimitó los tres tipos de pobreza con los que se trabajó en esta investigación:
Pobreza Alimentaria: Incapacidad para obtener una canasta básica alimentaria, aun si se hiciera uso de todo el ingreso disponible en el hogar en comprar únicamente los bienes de dicha canasta.
Pobreza de Capacidades: Insuficiencia del ingreso disponible para adquirir el valor de la canasta alimentaria y efectuar los gastos necesarios en salud y educación, aun dedicando el ingreso total de los hogares sólo para estos fines.
Pobreza de Patrimonio: Insuficiencia del ingreso disponible para adquirir la canasta alimentaria, así como realizar los gastos necesarios en salud, vestido, vivienda, transporte y educación, aunque la totalidad del ingreso del hogar fuera utilizado exclusivamente para la adquisición de estos bienes y servicios.
Asimismo, el conferencista aclaró que si bien su estudio está hecho para dilucidar el aspecto general de la pobreza en México, tampoco se debe caer en el error de interpretar su análisis como el único posible, ya que si se toman en cuenta las peculiaridades de cada región del país, los resultados serían otros muy distintos.
De igual forma, el maestro Reyes Maya puntualizó que si se examina cómo en los últimos 16 años el avance en la disminución de la pobreza nacional (en porcentaje, no en número de habitantes que la padecen) ha sido por demás modesto (tomando en cuenta que la pobreza que impide cubrir los gastos de alimentación se redujo del 21.38 al 18.23 por ciento, es decir poco más de un 3 por ciento, así como la de capacidades en un 4.58 por ciento y la patrimonial en casi un 6 por ciento, la población toda se debería preocupar de que el combate a este problema se esté postergando, dado que “en las últimas fechas el Gobierno Federal, por una u otra causa, no ha concentrado su atención en beneficiar el sector social menos favorecido.”
Indicó también que las cifras en porcentajes son engañosas, ya que al tomar el número de habitantes en pobreza como patrón de medida, se verá que de 1992 al 2008 la gente que aun destinando el total de sus ingresos no puede cubrir sus necesidades alimentarias se incrementó en poco menos de un millón de personas, mientras que fue la pobreza patrimonial la que se elevó más significativamente, al pasar de 46 millones en 1992 a 50 millones y medio en 2008. “Estos datos”, señaló el conferencista, “apuntan a un constante deterioro de vida de la población en su conjunto.”
Finalmente, el conferencista señaló que aunque es verdad que la pobreza alimentaria se localiza principalmente en los estados del sur del país, también es cierto que si el análisis se realizara a nivel municipal, se observaría un escenario mucho más heterogéneo, en donde se apreciarían, en un mismo estado, municipios con altos niveles de pobreza coexistiendo con otros que presentan bajos niveles.
“Desde nuestro punto de vista”, cerró su exposición el maestro Reyes Maya, “debería ser el Estado quien destruya el círculo vicioso de pobreza: la gente de bajos recursos tiene que dejar de ser receptora de caridades y más aún botín político; debe convertirse en un actor social que genere su propio desarrollo; es decir, necesita dejar de ser tan sólo sujeto de apoyos que lo único que le permiten es sobrevivir, y transformarse en un agente económico, cuyo valor social no se limite exclusivamente al voto que cada una de esas personas pueda emitir en las elecciones, tanto federales como locales.”
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